Machismo en el museo

Los autores del estudio explican que quizás se cazan más machos porque son más llamativos y las hembras son más discretas, en algunas aves, por ejemplo. O también puede tratarse de un sesgo fomentado por las normas que prohíben cazar hembras en épocas del año como la nidificación.

”En particular, una de las principales fuentes sospechosas de sesgo masculino en las colecciones de algunas especies es la selección deliberada de especímenes machos grandes e impresionantes, especialmente donde los machos son más grandes o más coloridos que las hembras, o poseen adornos o armamento como cuernos o astas”, indican los autores en concreto.

Al ser todo susceptible de presentarse como ejemplo de discriminación para la mujer, tenemos un nuevo motivo para exigir reparación histórica: el privilegio de tener más posibilidades de recibir un disparo en la cabeza, que te rellenen de paja por el culo y exhibirte en un museo por ser machos. 

Maldito patriarcado.

Rafael Gonzalo

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