El experimento de Joshua Bell

Un experimento realizado durante la hora punta en el metro de Washington demostró que la belleza y el talento artístico pueden pasar completamente desapercibidos para la mayoría de la gente, por lo menos de la gente que pasa a diario por el metro de Washington. Un virtuoso del violín, Joshua Bell, tocó en el subterráneo algunas composiciones de los principales músicos clásicos del mundo, a la manera de un artista callejero. La prueba consistía en verificar cuántas personas se sentirían atraídas por sus notas, interpretadas con un violín Stradivarius de 1713, uno de los instrumentos más valiosos del mundo, y cuánto dinero recaudaría el intérprete. Aun teniendo en cuenta que no se trataba del mejor lugar para dar la nota y que la gente suele circular bajo tierra con la hora pegada al culo, los expertos pronosticaron que el violinista recaudaría unos 150 dólares, rodeado de sensibles viajeros que se detendrían a escucharle absortos por la música. Sin embargo eso no ocurrió. En 43 minutos, sólo 27 personas le dieron dinero, un total de 32 dólares. Nada que ver con lo que recauda en los conciertos, en los que cada butaca cuesta como mínimo 100 dólares.
El experimento lo organizó el diario The Washington Post como parte de un estudio social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las líneas generales eran: En un entorno común a una hora inapropiada, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?
A mi me parece que este tipo de experimentos no demuestran absolutamente nada, pero sí que tienen gracia, y por eso lo menciono.

¡Son insaciables!

Telefónica acaba de contratar al señor marido de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para trabajar en su gabinete jurídico. Y además ha fichado a Paloma Villar, señora del diputado socialista Eduardo Madina. También hace unos días un cuñado de Arias Cañete, el ministro del Prestige, se convirtió en presidente de Saeca. Todo esto en dos telediarios. No hay mejor currículum que un familiar político.

Menos mal que Argentina está peor aún. La peronista (peoronista) Cristina Kirchner, señora de presidente hasta que fue ella misma presidenta (es decir, señora de presidente, viuda de presidente y presidente, por ese orden), se ha doblado el sueldo en sólo dos años. Cada dos años, el doble. Es lo justo. 

En el próximo nicho incluiré una relación de agraciados con un bonito empleo en las últimas semanas. El PP no pierde el tiempo.

«10 estrategías de manipulación mediática», de Noam Chomsky

El lingüista Noam Chomsky elaboró una lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios.

1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
 
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
 
3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
 
4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

 
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.
 
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos… 
 
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
 
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
 
9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
 
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Aforismos y escolios, de Nicolás Gómez Dávila

Nicolás Gómez Dávila nació y murió en Bogotá. Ha sido uno de los críticos más radicales de la modernidad. Alcanzó cierto reconocimiento sólo unos años antes de su fallecimiento, gracias a las traducciones alemanas de algunos de sus libro. Criticó todas las manifestaciones de la «modernidad», las ideologías marxistas, los principios básicos de la democracia y del liberalismo, por la decadencia y la corrupción que abrigan. Sus aforismos (a los que denominaba escolios) están cargados de una ironía corrosiva, de inteligencia y de profundas paradojas. Ahí van algunos ejemplos. Genio y figura:


Sobre modernidad y progreso

La vida del moderno se mueve entre dos polos; negocio y coito.

La palabra moderno ya no tiene prestigio automático sino entre tontos.

El moderno llama cambio caminar más rápidamente por el mismo camino en la misma dirección. El mundo en los últimos trescientos años, no ha cambiado sino en ese sentido. La simple propuesta de un verdadero cambio escandaliza y aterra al moderno.

En la época moderna hay que optar entre opiniones anacrónicas y opiniones viles.

Los Evangelios y el Manifiesto comunista palidecen; el futuro del mundo está en poder de la coca-cola y la pornografía.

La palabra progreso designa una acumulación creciente de técnica eficaces y de opiniones obtusas.

El moderno cree vivir en un pluralismo de opiniones, cuando lo que impera es una unanimidad asfixiante.

Cada día resulta más fácil saber lo que debemos despreciar: lo que el moderno aprecia y el periodista elogia.

El hombre habrá construido un mundo a imagen y semejanza del infierno cuando habite en un medio totalmente fabricado con sus manos.

La prensa aporta al ciudadano moderno el embrutecimiento matutino, la radio su embrutecimiento meridiano, la televisión su embrutecimiento vespertino.

El moderno se ingenia con astucia para no presentar su teología directamente, sino mediante nociones profanas que la impliquen. Evita anunciarle al hombre su divinidad, pero le propone metas que solo un dios alcanzaría o bien proclama que la esencia humana tiene derechos que la suponen divina.

Dios es el estorbo del hombre moderno.

El suicidio más acostumbrado en nuestro tiempo es pegarse un balazo en el alma.

Llámase mentalidad moderna al proceso de exculpación de los pecados capitales.

El mundo moderno no será castigado. Es el castigo.

El mundo moderno ya no censura sino al que se rebela contra el envilecimiento.

La mentalidad moderna no aprueba sino un Cristianismo que se reniegue a sí mismo.

Sobre literatura

El escritor que no ha torturado sus frases tortura al lector.

Escribir sería fácil si la misma frase no pareciera alternativamente, según el día y la hora, mediocre y excelente.

Las frases son piedrecillas que el escritor arroja en el alma del lector. El diámetro de las ondas concéntricas que desplazan depende de las dimensiones del estanque.

Miscelánea

El hombre no sabe que destruye sino después de haberlo destruido.

El político tal vez no sea capaz de pensar cualquier estupidez, pero siempre es capaz de decirla.

El que renuncia parece impotente al que es incapaz de renunciar.

Solo es inteligente el que no teme estar de acuerdo con tontos.

La brevedad de la vida no angustia cuando en lugar de fijarnos metas nos fijamos rumbos.

Aprender a morir es aprender a dejar morir los motivos de esperar sin dejar morir la esperanza.

La historia permite comprender, pero no exige absolver.

Para vivir después de los treinta años se necesita embrutecerse en los quehaceres cotidianos o inventarse desesperadamente mil razones diversas e igualmente ficticias de vivir.

La verdad es un error que dura.

Las únicas cosas que deseamos con pasión son las que no merecemos.

La vanidad junta a los seres, la vanidad los ata y la vanidad los separa.

Explicar cuando es posible sugerir supone un excesivo desprecio del lector.

El pueblo no elige a quien lo cura sino a quien lo droga. Errar es humano, mentir, democrático.

Mientras más graves sean los problemas, mayor es el número de ineptos que la patria llama a resolverlos.

 

Feria de San Isidro, oído al pasar

–La muerte pública del toro escandaliza porque es en la plaza a la vista de todos. Los antitaurinos sentís repugnancia, no tanto por la muerte del toro, ya que el hombre mata toda clase de animales destinados a la alimentación, erradicación de plagas o mataderos industriales, como por tratarse de un espectáculo público, a la vista de todos y en su versión lúdica, a pesar de que por motivos lúdicos también se encierra a pájaros en jaulas y se esclavizan animales domésticos. El toro no es un animal doméstico, es bravo y habla en la arena, se crece en el castigo, a nadie se le ocurre torear a un ciervo…

–Es posible, pero sin cambiar de tercio, cuando los aficionados taurinos decís que la mejor muerte para un toro es a estoque y embistiendo en el ruedo, ¿con qué criterio a los que cuajan las mejores faenas se los indulta, privándolos así de su momento de gloria y a cambio se los condena a llevar una vida más propia de bueyes? ¿Y si los toreros dan el pase natural con la mano izquierda, por qué se los llama diestros y no siniestros? Se ve que os gusta ver los toros desde la barrera…

Y así se les pasó la tarde, tarde de toros en Madrid…