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Archivo por meses: junio 2012
El fantasma de los índices de audiencia
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Cómo nos timan con los 905
Llamar a uno de esos concursos de TV que dan como premio dinero en metálico al contestar una pregunta de perogrullo es una tentación para los incautos. Pero en lugar de ese supuesto dinero fácil, suelen llegar desagradables sorpresas en la factura telefónica. Vienen siendo ya miles los casos de personas que reconocen haber hecho una llamada tras la cual se les cobran cientos de comunicaciones por otroscientos de euros.
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Además de las productoras y canales televisivos, Telefónica y el resto de operadores reciben 12 céntimos por llamada y Hacienda se queda con otros 30 en concepto de IVA. Las operadoras no pueden, aunque así lo solicite el cliente, restringir las llamadas salientes a los números 905, cosa que si es posible hacer con otros prefijos de tarificación adicional. Estos números son los que comienzan con los prefijos 803 (para los contactos personales y servicios para adultos en general), 806 (ocio y entretenimiento, concursos de TV, tarot) y 807 (servicios profesionales, médicos, compañías aéreas).
Las productoras desvían sus programas a números que empiezan por 905, menos regulados y controlados que los 806, que corresponden a concursos. Es lo que suele llamarse un vacío legal, en particular por quienes ningún interés tienen en que se regule. Las telefónicas se lavan las manos, el gobierno y las cadenas también. Pero todos mienten como putas. Las telefónicas sí pueden bloquear el número, como hacen cuando un cliente insiste o amenaza con demandarles, el gobierno debería considerar los 905 como números de tarificación adicional, pues ese es el uso que se les da en los concursos, y las cadenas utilizan un prefijo cuando ya existe otro.
Los 905 también son utilizados para otros timos con mecánicas similares vía móvil: clientes de telefonía reciben mensajes del tipo: “Has sido seleccionado para un premio, etc”, o “tienes un mensaje de voz, para escucharlo llama al número tal y tal…” Ante este tipo de abusos debemos andarnos con mucho ojo y prestar especial atención a los niños y ancianos, porque el cebo de la facilidad de las respuestas constituye un riesgo mayor para las personas más vulnerables y menos formadas o habituadas a las nuevas tecnologías.
La mano visible del mercado invisible
Según la ley no está permitida la publicidad que no se ajusta a la realidad o que puede llevar al público a la confusión, lo cual es una cuestión que tiene más miga de lo que parece. El tema de fondo es la ubicuidad del mercado, que lo convertiría en invisible de no ser por la existencia de la publicidad. No podemos ver el mercado porque está en todas partes, como el aire, pero sabemos de su presencia por la publicidad. Invirtiendo los términos y los buenos sentimientos del liberalismo económico, se trataría de que la publicidad es la mano visible del mercado invisible, porque hasta el menos avezado de los publicistas sabe que la principal función de la publicidad comercial consiste justamente en confundir al espectador, engañarlo, convencerlo de que sólo consumiendo puede ser feliz, siquiera sea aparentemente. Toda publicidad debería estar prohibida, lo cual es imposible. Esta es la razón de que los 8 días de oro y la Semana Fantástica de el Corte Inglés duren 14 días, por mencionar dos ejemplos de los más inocuos.¡Gracias, Gracián, qué gracia!
De la obra Oráculo manual y arte de prudencia de Baltasar Gracián, dijo Nietzsche: “Europa nunca ha producido nada mejor en temas de sutileza moral”; La Rochefoucauld imitó su contenido; y Schopenhauer confesó que era “absolutamente único…, un libro escrito para uso constante, un compañero de vida especialmente hecho para quienes desean prosperar en el gran mundo”. A las lumbreras de Europa sólo les faltó decir: ¡Gracias, Gracián, qué gracia! Pues qué dirán de El Criticón… (Se adelanta Schopenhauer: “El mejor libro del mundo”).
