El tiempo todo locura

Hace diez años, en 2007, publiqué un libro de aforismos y artículos titulado “El tiempo todo locura”. No debió de ser del todo malo el título, pues anteayer mismo anunció a bombo y platillo el informativo de Antena 3 que Mónica Carrillo, la presentadora del telediario del fin de semana con Matías Prats, acaba de presentar un libro titulado igual, sólo que en Planeta. Pues qué casualidad. Y a mí me gustaría saber qué piensa Matías Prats de todo esto. Permíteme que insista, Matías.

El tiempo todo locura, de Rafael Gonzalo

   En primer lugar, “El tiempo todo locura” viene a significar la mejor continuación posible de los anteriores títulos del autor, también publicados en la misma colección de Gonzaver Ediciones: “Nostalgia geométrica del caos” (2001) y “Tierra firme de la fantasía” (2004), dos originales muestras del difícil y puntilloso arte del aforismo. Sólo que ahora con una notable diferencia, en este caso las frases cortas y directas aparecen combinadas con textos más extensos de carácter independiente, que enriquecen además la idea central expresada en los aforismos. En total se encuentran sin buscarlos más de una veintena de artículos, otras tantas ilustraciones del propio Rafael Gonzalo (como la excelente portada que acompaña estas líneas) y un buen puñado de microrrelatos y definiciones.                        

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   Pero lo mejor con un ensayo tan singular como éste es sumergirse, poco a poco, en los aforismos que incluye, o en los artículos, y pensar en lo que dicen y sugieren. Con algunos no estaremos de acuerdo, otros nos dejaran perplejos, pero probablemente rara vez indiferentes. La progresiva estructura que recorre todo el libro, de más a menos en expresión, responde a la reivindicación del autor para la recuperación del prestigio que merece el que sin duda es el más humilde de los géneros.                       

En esta obra se encuentran tantos, tan buenos y tan breves aforismos, como para hacer dudar al más sesudo ensayista de que las buenas ideas pueden ser también rematadamente complicadas o, incluso, imposibles de resumir en una sola frase. No es difícil ofrecer algunos ejemplos de esa filosofía condensada en pastillas literarias que el autor ha creado. Valgan unos botones de muestra:                 

“En las dictaduras lo que funciona es la censura; en las democracias resulta mucho más efectiva la manipulación”; “Sólo la tradición española del humor negro explica la existencia de un Ministerio de Fomento”; “Las mujeres se pasan media vida intentando cambiar a los hombres, y la otra media echándoles en cara que ya no sean los mismos de antes”; “Alguien que sólo sirva para una cosa, probablemente tampoco sirva para eso”; “Nadie puede trazar una línea que no marque un fin del mundo”; “No se puede vivir sin amor, sólo se puede sobrevivir”; “Si el talento pudiera enseñarse no lo sería”; “El sentimiento une, la razón separa”; “Me gustaría morir creyendo que quizá la muerte no es un precio tan alto a cambio de la felicidad de haber vivido”; “El inmenso desierto no sería nada sin cada granito de arena”; “Las campañas contra la violencia hacia las mujeres son mucho más intensas que las de violencia hacia los niños, porque las mujeres votan y tienen dinero, y los niños no”; “El subjetivismo nos permite comprobar que la verdad de cada uno es la mentira de todos”.                                                                                                      

Son frases cargadas de inteligencia y talento, cuya lectura tiene la virtud de hacernos pensar, de provocar todo tipo de reflexiones y visiones, como la pólvora que precede a una violenta explosión.

Más información: http://www.rafaelgonzalo.es/2.html