Las religiones muertas no producen herejías

Heráclito echó pestes de Homero por difundir la superstición en los dioses. Sócrates fue condenado por pervertir a la juventud de Atenas. ¿Existirían la filosofía y la ciencia sin cuestionar, sin ofender las leyes de los dioses? Es más: ¿habrían evolucionado las propias religiones si la historia de las religiones no hubiera sido una historia de ofensas y luchas entre ellas? El Islam nace en oposición al cristianismo, el cristianismo en oposición al judaísmo y éste como respuesta a los credos politeístas de Egipto.
“Las religiones permanecen vivas gracias a las herejías, que son repentinas explosiones de fe. Las religiones muertas no las producen”. Gerald Brenan

El fundamentalismo es el odio por la gracia de Dios

El fanático religioso es el fanático por excelencia, pues su creencia afecta a todos los órdenes de la vida. No tolera la disidencia, la crítica o la sátira porque no puede vivir con la duda de quienes no comparten su fe, la cuestionan o defienden otro credo. Me parece una ingenuidad pensar que las irreverencias puedan servir para provocar y atizar el extremismo y que éste remitiría si no se ofendieran gratuitamente sus imposturas. El fanático religioso exige sumisión a Dios, la suya y la de todos, siempre encontrará motivos de ofensa a su visión de la existencia, pues la religión no es un saber humano más, es el saber humano fundamental, encargado de canalizar la relación del hombre con la vida entendida en su totalidad, con el origen del mundo, de todas las cosas, una visión global de la vida y del fundamento de la vida. Hagas lo que hagas, cualquier ejercicio de libertad puede ser una ofensa para el inquisidor. No depende de ti, porque el fundamentalismo es el odio por la gracia de Dios.

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